Las situaciones de estrés, especialmente si se prolongan, pueden desembocar en problemas graves de salud. Algunos de los síntomas más comunes como consecuencia del estrés son el dolor muscular, el dolor de cabeza, la caída del cabello, la irritabilidad, la ansiedad... y también la gastritis. El estrés pone en jaque al organismo que, al final, acaba mostrando sus debilidades.
En la actualidad, existe un elevado número de situaciones que pueden generar estrés en tu día a día; la montaña inabarcable de trabajo, una excesiva y ajetreada vida familiar, cambios inesperados en tu cotidianidad... y la lista podría seguir casi infinitamente. A veces, el estrés pasa desapercibido hasta que, en el momento menos esperado, acaba explotando y mostrando todas las sensaciones acumuladas.
Es por ello que en ocasiones, el estrés también puede resultar en gastritis. Es común durante la gastritis sentir dolor de estómago y acidez de forma frecuente especialmente tras someterse a situaciones estresantes. Acompañando a estas molestias pueden aparecer las nauseas o incluso vómitos, ardor estomacal, intestino irritable... En ocasiones, muchas de las personas que la padecen sufren de inflamación abdominal.
Dolor de estómago por estrés
El estrés afecta a cada persona de forma distinta dependiendo de la circunstancia. Mientras que la ansiedad empuja a algunos a comer descontroladamente, a otros les cierra el estómago y las ganas de tomar alimentos.
Es importante acudir al médico para que te realice las pruebas oportunas y, a partir de los resultados, concrete el tratamiento más adecuado. Una vez que un profesional te haya examinado, seguramente te recetará los medicamentos habituales para cualquier gastritis. Sin embargo, es conveniente que le cuentes los niveles de estrés a los que te sometes. De esta forma podrá considerar si es necesario tratar también el estrés. Según el estrés que sufres y las características de tu caso podría decidir si es más eficaz un remedio natural o una medicina.
Además de la gastritis, el estrés puede también acarrear distintos síntomas psicológicos como la angustia, el cansancio excesivo, la irritabilidad, etc. Una de las peores consecuencias del estrés y que más puede desesperar a aquel que lo sufre es el insomnio.
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